'La Estación de Purchena'

La Estación de Purchena es un restaurante inusual, por su ubicación y también por su idea de negocio. La filosofía del equipo formado por Ramón y Horst combina con tesón y humildad los ingredientes necesarios para conseguir un cóctel brillante y fresco, en un ejemplo de regeneración y nuevas actitudes de los símbolos y valores del Almanzora. Desde el principio supieron aunar valentía y profesionalidad en un proyecto poco habitual en nuestro entorno, necesitado de otros discursos y planteamientos.

Francisco Javier Fernández Espinosa

Martes, 10 de mayo 2016, 07:10

Han sido muchas las jornadas gastronómicas a las que he asistido en La Estación, con el añadido seguro de la buena compañía y las excelencias y bondades de los alimentos más variados. Conocer otras maneras de interpretar la cocina me resulta atractivo e ilusionante, a pesar de los daños colaterales del aumento de talla. Ahora tengo el privilegio de coordinar unas jornadas muy especiales, donde la cultura se expresa en múltiples formas, de la mano de unos compañeros de viaje bastante peculiares. La mezcla de los poetas con el vino a veces puede resultar imprevisible. Si Domene anda por medio, aún más. Junto a Juan José Ceba y Pilar Quirosa, hemos elaborado un menú de amor y pasión, algo nostálgico y de seguro recuerdo. Además, Andrés García Ibáñez expondrá una serie de grabados y pinturas elaboradas para la ocasión. Después, en el andén del tren, Rafael Hermosilla celebrará un concierto íntimo y repleto de aromas andalusíes. La apuesta es ambiciosa, pero creo que sabremos disfrutarla al tiempo que aportamos una nueva iniciativa lúdica a la comarca, que ojala trascienda de nuestros confines comarcales y sirva de revulsivo para convencer a posibles visitantes, a los que quizá les faltase una pequeña excusa para decidirse a conocernos. El Almanzora posee los recursos y el talento para ofrecer inesperadas sorpresas. La Estación de Purchena es un ejemplo. Una empresa joven, con inquietudes poco habituales para un establecimiento de restauración. En los pocos años que llevan en funcionamiento han desplegado un discurso renovado y solvente, con la vanguardia necesaria para el siglo XXI y la tradición de los valores gastronómicos de la comarca. Se ha convertido en referente de la nueva hostelería almanzorí, a la vez que asumió un papel dinamizador en la vida sociocultural del valle. Muchos serán los asombros que aún nos aguardan, germinados en la imaginación y la voluntad de estos empresarios felices de serlo. El sábado, quince de junio, disfrutaremos de una velada de encuentro y esperanza, donde la poesía se podrá masticar y sorber, alimentando al espíritu al mismo tiempo que a la carne. La belleza será convocada para que inunde los confines del comedor, y seguro que ese día seremos algo más felices. Sólo me resta apelar a la indulgencia de los críticos diciendo que ha llegado el momento de asumir ciertos riesgos, que hay que intentar ser diferente. Que ya basta de días grises. Con semejantes compañeros de viaje es fácil emprender caminos que no se saben a donde te llevan. La fatiga es menor y el desaliento casi nunca llega. Echar la vista atrás, en el espacio o en el tiempo, puede ser entendido como un motivo de flaqueza. Pero en nosotros no. Ansiamos propiciar felicidad y alguna que otra sonrisa. Solamente me sentiré congratulado cuando alguien, aunque no lo conozca, me diga que estuvo allí y se sintió en calma. Entonces todo habrá valido la pena. La poesía tendrá sentido. La pintura será aún más bella. Y la música... y la música siempre nos recordará que bailamos juntos, en una esquinita con poca luz. ¡Buen provecho!

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