Las sandalias del pescador

Soy agnóstico por convicción y por definición, esto no quiere decir que niegue la importancia, en el mundo de hoy, que tiene la figura del Papa, la persona que ocupa la cátedra de San Pedro y que tiene que barajar la complicada vida política del Vaticano que a la postre ha sido la que ha hecho dimitir a Benedicto XVI, no sospechoso de ninguna progresía con lo que eso significa. Una figura que es el líder espiritual de miles de fieles y se encuentra, a la sazón, a la cabeza de la mayor empresa multinacional del mundo; en consecuencia; prefiero un Papa moderado como así se le está definiendo, jesuita y de una zona del mundo donde la pobreza se ceba con mayor crudeza. Pasado, parece que tiene, su oposición al matrimonio gay, la información vertida en redes sociales adjudicándole declaraciones misóginas, pero sobretodo su condescendencia o su no oposición a la dictadura militar argentina son algunos de los chinos que lleva Francisco I en las sandalias del pescador; tiempo tiene de rectificar; de revolucionar una institución anacrónica, no democrática, homófoba, machista y cínica. Que la fumata blanca no se convierta en una cortina de humo para los verdaderos problemas del mundo, para los problemas que debe abordar la Iglesia, tanto fuera como dentro de la propia institución, si no todo seguirá igual allí, allí donde el espíritu santo (que es el que inspira las decisiones de la curia) tantas y tantas veces se ha equivocado y ha herrado la Divinidad (paradójico esto), sin duda un gancho trascendental que no se sostiene pregúntenle a Nietzsche. Y puestos a elegir, pues mucho mejor un moderado con atuendo humilde qué alguno de los otros papables cercanos a movimientos tan peligrosos como Comunión y Liberación, Opus o Kikos; pero acogiéndonos al sabio refranero el hábito no hace al monje y serán los hechos los que determinen este papado. Me decía hoy un buen amigo qué con sólo unas declaraciones del sumo pontífice se puede solucionar gran parte del problema del sida en el tercer mundo, pero parece faltar mucho para esto, tristemente. Los movimientos más reaccionarios han llegado tarde esta vez; no han conseguido colocar a uno de los suyos; seguro trabajan desde ya en el próximo cónclave para ello; su cesión en esta ocasión, probablemente, viene argumentada por la avanzada edad de Bergoglio y, en consecuencia, más pronto que tarde el espíritu santo deberá interceder nuevamente en la Capilla Sixtina. No les quepa la menor duda que allí estarán con sus dogmas, sus políticas y sus negocios inspirados por la Deidad.

ANTONIO MARTÍNEZ

Martes, 10 de mayo 2016, 07:21

Antonio Martínez, politólogo

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