Para amantes de lo clásico
Para algunos el tiempo no pasa, los que pasan son las personas y las épocas, sin embargo, hay testimonios tangibles, fieles vestigios de otros periodos y otros estilos de vida que son cotizados como verdaderos tesoros. La atracción por los objetos antiguos ha sido una constante en la vida de José María Ávila, más conocido como 'el Nueve', sin embargo, fue a partir de 2001, cuando empezó a aunar dos de sus grandes pasiones el coleccionismo y los coches clásicos. Detrás de cada uno de sus 'joyas de cuatro ruedas' hay una historia con múltiples factores. El pasado de cada uno de los vehículos, de su concepción, de sus fabricantes, de sus propietarios, de cada una de sus piezas y la nueva historia que empieza con el deseo de poseer uno de estos clásicos hasta conseguirlo.
Remedios Carrión Ortega
Martes, 10 de mayo 2016, 07:39
«Uno empieza a seguirle la pista a un determinado coche, en una feria, en una exposición o en una revista», explica. A partir de ahí, comienzan a suceder una serie de hechos hasta que se convierte en una realidad. Este es el caso, de uno de sus más prefiados tesoros, el Mercedes-Benz 220 S Ponton Cabriolet, con el que José María posa en la fotografía superior. Un modelo de Mercedes bastante escaso, hecho que multiplica su valor. Consiguió adquiridlo en Galicia en 2007, pero previamente había viajado a Estados Unidos, «siguiéndole la pista». Explica para IDEAL que ese mismo coche ha sido objeto de un amplio reportaje en una revista de coches clásicos, que muestra con orgullo. Es una de las joyas de la corona por su exclusividad. Este modelo que data de 1.956 era construido en la época dorada de Hollywood para los actores, productores y personas más relevantes de la época como una señal inequívoca de exclusividad o superioridad de clase social. «Conducirlo es una experiencia única, es incomparable con la conducción de un coche actual, sientes su motor y cada una de sus partes, es como trasladarse a otra época distinta», detalla. El coche está valorado actualmente en unos 130.000 euros, pero su valor sentimental es incalculable. «Hoy en día es un valor seguro, pero en mi caso, como en la mayoría de los amantes de los clásicos, es una pasión más que un negocio». Relata que hace unos años, en España existía un importante mercado con este tipo de vehículos considerados mitos, un negocio que ahora es más potente en China o en los países árabes más emergentes. Si bien, sigue existiendo una importante afición, prueba de ello, son los numerosos clubes que cada fin de semana realizan concentraciones, rutas o ferias y en el caso de la gente más joven se está inclinando más al mercado nacional de vehículos carismáticos pero muchos más asequibles como los 2CV o los entrañables o los Seat 600. En la colección del ' Nueve' destaca otro modelo Mercedes Ponton en este caso en color negro, un Porsche, un Cadillac o un Packard, que fue la marca distintiva de exclusividad social en las primeras décadas del siglo pasado en Estados Unidos era considerado como el coche de los señoritos. En su taller recibe a IDEAL ALMERÍA acompañado de dos grandes aficionados a los coches clásicos. Intercambian impresiones, experiencias y una misma pasión. Una amistad en torno a un mismo ídolo que admirar. Una relación también que a veces se hace necesaria para conseguir las piezas o repuestos de cada automóvil, que en muchas ocasiones tienen que ser realizadas por expertos, puesto que ya no son fabricadas.
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«¿Antiguo o pieza de colección? Muchos creen que por el hecho de tener un automóvil antiguo consideran que tienen una verdadera pieza de colección en su garaje. Sin embargo, no por tener varias décadas de antigüedad, o por ser de una marca en particular, se puede afirmar que se trata de un coche colección. Se ha creado un mito alrededor de los autos antiguos, pues no solo se considera la antigüedad y el estado del automóvil, incluso hay automóviles 'chatarra' que valen más en el mercado, que otro automóvil en perfecto estado. Esta situación se debe a que un verdadero auto de colección se determina principalmente por su rareza, por la cantidad de unidades producidas, las ediciones especiales realizadas o por el número de autos que existen rodando por las calles actualmente. En resumen, debe existir un equilibrio entre extravagancia, valor histórico y unidades producidas, para considerar a un automóvil como una verdadera pieza de coleccionista.
«Del coche del señorito al del pueblo» En la colección de José María Ávila, 'el Nueve' existen también coches más modestos en cuanto a su valor, aunque no en cuanto a su historia o singularidad. Es el caso, del Ford Roaster. Se trata del coche creado por el hijo de Ford, uno de los personajes históricos más relevantes en el sector del automóvil. Sentó muchas de las bases del futuro cuando decidió aplicar las teorías de sobre la perfecta combinación de hombre y máquina a la nueva industria de las cuatro ruedas. El resultado se llamaría el Ford T, el primer automóvil de producción masiva. «Voy a construir un coche para el pueblo, el automóvil universal», proclamó. No tenía un objetivo filantrópico. Lo que buscaba era aumentar su clientela al máximo. Así, Ford se convirtió en el primer gran constructor americano. No es que fuera revolucionario, pero tenía características interesantes para la época. Aún hoy en día es un coche fiable y resistente con un modelo sencillo pero con gran belleza. Su versatilidad era enorme, con ruedas de grandes tacos, podía desempeñar trabajos agrícolas y circular por los raíles del ferrocarriles.
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