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Manifiesto Asociación Cultural El Perro Asirio

Manifiesto Asociación Cultural El Perro Asirio

Imaginan un mundo sin sueño en la palabra, un mundo donde no existe la locura del viento, un mundo donde el abrazo del pie descalzo a la tierra, se medie con celestinas de asfalto, imaginan un mundo con las nubes desplazándose en orden. Miren a su alrededor, sientan las cenizas de la cultura ahora subyugada, escuchen el sollozo lastimero y apocalíptico de los bosques, retorciéndose en un intento desesperado de huída.

Ideal.es

Martes, 10 de mayo 2016, 07:30

 

El aullido del perro nos grita su nombre, el de ese mundo donde la cultura se sintetiza cual cadena de producción industrial, dónde sólo importa la elaboración de un producto consumible, destinado a un ciudadano alienado de tal manera, que se ha vuelto poco exigente.

El perro asirio aúlla contra un mundo en el que la literatura o el arte, sólo buscan un sentido económico, que atrae a las masas, que lo devoran de forma complaciente y reiterada en el fondo y en las formas.

No ha lugar ya a la diferencia, fuera de los cánones pactados por el mercado, la contracultura murió hace años, y la estirpe underground de la generación beat, es un sueño corrompido de excentricidad y comercio.

Ya nada importa, sólo la venta, de acuerdo a la gente que consume sucedáneos de arte, la cultura se vulgariza, con el sentido mal entendido de lo global, aquello que se potencia, ahora es siempre homogéneo y corporativo.

El insulto a la inteligencia, es parte ya de las políticas culturales, de sus editoriales, de sus galerías de arte, el producto debe ser sencillo de entender y que no haga pensar mucho, para poder venderlo rápido, un producto con certificado de origen para los alienados.

El perro asirio ha nacido para ladrarle, para convertirlo de nuevo en individuo, para despojarlo del uniforme, para devolverle sus valores históricos de singularidad, para devolver la voz a cada hombre.

El perro asirio es en sí un espacio donde cultivar el desorden del arte, para mostrarlo sin mediadores, para que cada ciudadano encuentre su propia apuesta por el arte.

Crees que tienes un tesoro que nadie conocerá, acércate, acaricia al perro asirio, ha llegado el momento de que tú también aúlles tu nombre.

Pedro Mario Fernández Cabrera

 

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