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Martes, 10 de mayo 2016, 07:45
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El aumento del mecenazgo también puede acarrear un agravante selectivo, del que sólo se beneficien las principales instituciones culturales, dejando de nuevo de lado al resto. Si prosperase la propuesta del ministro, sería interesante y acertado el establecer un fondo común del mecenazgo, donde a demás se les una un posible canon a las obras sociales de las grandes compañías y cajas de ahorro, siendo repartidos estos fondos en las entidades culturales de zonas deprimidas o degradadas para aspirar a su pervivencia y puesta en valor.
No existe definición específica de cultura que articule la política cultural. El Ministerio recoge que "el concepto de cultura se configura en la Constitución de manera muy abierta e indefinida" teniendo como principales objetivos la conservación y difusión del patrimonio, así como el fomento de la creación cultural como nuevo patrimonio en formación. La Cultura representa el 4.5% del PIB, con un 1% de gasto público, lo que viene a suponer que el estado invierte 128.76? en Cultura por habitante al año. Y digo invierte porque hay que alejarse de la maldición lingüística (intencionada) en la que se ubica como "gasto" al dinero destinado a fines socioculturales. No hemos de considerar a la Cultura como un "gasto periférico" de segundo orden, sino que debe ser incluida en nuestra cesta óptima de consumo entendiéndolo como un "bien de mérito".
Son muchos los informes de ámbito internacional, como el Cultural Planning, la Agenda 21 o el concepto de Distrito Cultural, los que constatan que la cultura es un motor de desarrollo, por lo que habría de producirse una apuesta más localista a la hora de su gestión, provocando efectos favorables en su demarcación geográfica. Y ahí es donde entra en juego el Almanzora, donde tan necesaria es la inversión y la creación de puestos de trabajo. El truncamiento de la segunda fase del Plan Turístico por parte de la desidia de la Junta ha dejado a medio hacer muchos proyectos relacionados con el Turismo y la Cultura. Se posicionaba como la gran fuente de inversión que consolidaría lo ya hecho y que estaba llamada a desarrollar numerosas actividades económicas paralelas. Esto otorgó a la Mancomunidad un papel principal y ejecutor como ente productivo, algo que como se ha comprobado, ahora se nos presenta como un espejismo, sobre todo por la falta de cohesión y de solidaridad de algunos ayuntamientos miembros que nunca aportaron nada al esfuerzo de generar un producto sociocultural y turístico, amparándose en el discurso conformista de ser un asalariado "a conveniencia" y de no hacerse responsable de los servicios recibidos. Esta mentalidad debe cambiar en pro de las responsabilidades contraídas. Seguro que así será.
Estoy convencido de que los ayuntamientos están atravesando un momento presupuestario de gran dificultad, pero también lo estoy de su capacidad y de su imaginación para ofertar a sus vecinos progreso y esperanza. Ello no está reñido con la conservación del patrimonio y de los valores tradicionales en cualquiera de sus expresiones. Por encima de la dependencia cómoda de las políticas de subvención y de los planes provinciales que se diseñan desde la capital, el habitante del Almanzora merece un proyecto personalizado y cercano con el que intercambiar empatías. Merecen ser presentados como elementos activos y válidos, implicados con el desarrollo de sus pueblos e infraestructuras. Fomentar el tejido asociativo, otorgándole un papel dinamizador principal frente al modelo pasivo, uniéndolo a la Fundación Ibáñez, a los Museos (en España hay un museo por cada 40529 hab, mientras que en Almería disponemos de uno por cada 99366 hab y en el Almanzora tenemos dos), a los centros Guadalinfo, bibliotecas y centros educativos, donde no estaría mal que junto a su educación reglada se formase a nuestras futuras generaciones en valores socioculturales y etnográficos autóctonos, en complicidad con la Universidad.
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Tampoco olvidemos que quien se está haciendo responsable de la financiación de proyectos socioculturales es la ADR Proder-Almanzora, aunque no está preparada presupuestariamente para soportar la convivencia de más de un proyecto importante en un espacio-tiempo de medio recorrido.
He expuesto de manera comprimida la realidad y alguna propuesta. Ahora les toca a ustedes pensar cuánto invierte y quién paga la cultura del Almanzora.
Francisco Javier Fernández Espinosa
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