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Martes, 10 de mayo 2016, 07:44
Si comenzamos por el principio, que por otra parte es por donde hay que empezar las cosas, hay que reconocer que este tipo de demanda vino a encarecer las viviendas, solares, cortijos, etc; si bien es cierto que su único delito fue pagar las desorbitadas cantidades económicas que los autóctonos les pedían, algunas veces por casas o cortijos que eran unas autenticas ruinas, y otras tantas veces por terrenos en los que luego no podían construir nada.
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Gracias a este turismo de segunda residencia, hemos podido acoger en nuestra Comarca a personas que acuden a un destino que no es turístico per se, pero que han encontrado en nuestros pueblos el lugar idóneo para comprar una casa donde vivir y realizar actividades de ocio y esparcimiento. Con la ventaja añadida de que este tipo de alojamiento fideliza a los turistas al destino seleccionado, al tratarse de una vivienda en compra.
Si analizamos los Pros, encontramos que los gastos del turista residencial en los municipios de nuestra Comarca son muy importantes. En primer lugar, se encuentran los gastos que han de realizar para la adquisición de la vivienda, que tiene unas importantes repercusiones directas sobre la economía de la Comarca: compra de terrenos, proyectos técnicos, licencias urbanísticas, empresas constructoras, materiales de construcción, fontaneros, electricistas, carpinteros, pintores, mobiliario, notaría, registro de la propiedad, impuestos, bancos, suministros de luz, agua, basura, telefonía, etc, etc. Y una vez que la residencia está fijada, gran parte del gasto de estas personas lo realizan en los propios establecimientos existentes en la Comarca, como supermercados, panaderías y comercio en general, servicios profesionales, farmacias, transportes, ocio y diversión, así como el pago regular de los correspondientes impuestos y tasas municipales. En definitiva, la capacidad de crear riqueza de esta población proveniente del turismo residencial es similar a la que genera la demanda de la población local.
Y si analizamos los Contras, como no podía ser de otra manera, haberlos haylos. Como decía al principio, este tipo de demanda ha venido a producir una sobrevaloración del precio de los solares, viviendas y cortijos, como consecuencia de las prácticas especulativas llevadas a cabo por los promotores inmobiliarios. Y de otra parte, nos encontramos con el gran problema de la sostenibilidad urbanística y medioambiental derivada de esta actividad turística, lo que hace que sea fundamental una correcta planificación que vaya más allá del corto plazo, debiendo contar necesariamente con la implicación de las distintas administraciones y sectores afectados; aspecto este sobre el que incidía mi anterior artículo. Contras propios de un proceso complejo que transforma la realidad, tanto física como socio-económica, donde la conveniencia o no de dicha transformación depende en gran medida de que se haga un acertado análisis de la situación y una correcta planificación del modelo de crecimiento necesario para nuestra Comarca.
En mi opinión, Pros claros y Contras relativos, ya que de nosotros depende que seamos capaces de reconducir la situación actual, aprendiendo de los errores cometidos, para que esta demanda de turismo residencial se convierta en una oportunidad de mejora para el futuro de nuestra Comarca y de sus habitantes.
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Luis Reche. Arquitecto. Somontín.
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