Eloísa Benítez
Martes, 10 de mayo 2016, 07:59
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La tradición se inicia semanas antes cuando los vecinos recogen ramas y leña del campo y amontonan esta en diferentes puntos del pueblo ya establecidos; generalmente se recoge la leña por barriadas y cada zona guarda su 'botín' para evitar robos de unas hogueras a otras.
Cuando llega el día de la quema, los vecinos se reúnen en la zona próxima a sus viviendas, encienden las lumbres y comparten viandas, vino o conversaciones (en algunas ocasiones hasta altas horas de la madrugada).
Las barriadas más antiguas de la localidad, sobre todo en el centro del pueblo, concentran el mayor número de participantes, dándose el caso en muchas ocasiones de recibir vecinos de otros pueblos cuando la festividad cae en fin de semana.
Pero esta tradición no solamente se centra en el fuego, sino que además las familias de cada vecindad preparan numerosos platos para compartir la velada entre amigos. Así, muchos vecinos sacan fritadas, olivas caseras, bizcochos y hasta algunos se atreven con las migas; todo ello acompañado de vino del país o refrescos. En otras lumbres se asan patatas, embutidos o careta y se comparten gastos con las viandas aportadas por el Ayuntamiento a cada una de las hogueras inscritas. En estos últimos años han sido más de cuarenta las lumbres contabilizadas por el arraigo y seguimiento de todos los vecinos.
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