El Castillo, nuevo restaurante de gastronomía tradicional en Arboleas

Un mundo de intensas sensaciones que marcaría la línea de su trayectoria vital. Y así fue, Margarita Galera, ha dedicado toda su vida a la cocina. Sus mayores alegrías están ligadas a este arte culinario, para ella una forma de expresión y de relacionarse con los demás. Una manera de hacer feliz y complacer a su entorno. La protagonista de este reportaje explica con los ojos llenos de ilusión, de pasión, de certeza, que siempre tuvo un sueño. Tener su propio restaurante.

 

 

 

Un lugar donde sus comensales puedan disfrutar de la comida tradicional y sentirse como en casa, un espacio donde prima la comida familiar, hogareña, alejada de las prisas.

Ahora ese sueño está a punto de materializarse en su propio negocio de restauración El Castillo. En el mes de julio, está previsto que definitivamente abra sus puertas la nueva fortaleza del sabor tradicional del Valle del Almanzora. La pasión, el entusiasmo y la experiencia con las que cuenta esta apasionada de la cocina son avales que garantizan el éxito de este nuevo proyecto, que cuenta con el apoyo financiero del Grupo de Desarrollo Rural Almanzora (PRODER ALMANZORA). La entidad ha subvencionado en un 41% del total de la inversión, aproximadamente unos 90.000 euros. El GDR Almanzora prioriza en sus ejes de actuación, el desarrollo de iniciativas productivas, de turismo rural y con perspectiva de género.

La ubicación del restaurante El Castillo, como cualquier edificio de estructura defensiva que se precie está situada en unos de los puntos más altos de la pedanía del Rincón en el término municipal de Arboleas. Precisamente, fue a pocos metros de allí donde nació la protagonista de un proyecto madurado en el tiempo, en un cortijo acotado por la sierra y los típicos olores característicos del romero y del tomillo.

El nombre del proyecto responde también a la idea de su dueña, de defender los sabores tradicionales, el calor de un ambiente familiar, cercano, tranquilo, que se aleja de la esclavitud de la celeridad del tiempo. Un restaurante donde su guardiana con recelo defenderá las recetas de su abuela y de muchas otras matriarcas del Valle, lugar especialmente rico por la diversidad gastronómica que se puede encontrar en cada municipio.