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Domingo, 12 de mayo 2024, 23:27
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Las calles de Tíjola se convirtieron ayer en una alfombra de colores para la procesión de la Virgen de Fátima en una emplemática y colorida celebración que ha perdurado desde 1951. Durante este evento anual, las calles se adornan con elaboradas decoraciones que incluyen colgaduras, macetas y alfombras de serrín, creando un ambiente vibrante y perfumado. La culminación de la festividad es la procesión en honor a la Virgen de Fátima, precedida por una misa en su pequeña ermita. La celebración religiosa, ayer por la tarde, fue multitudinaria y concentró a miles de vecinos y visitantes en torno al recorrido colorido por el centro de la localidad.
Esta procesión es el culmen a un día muy popular. Los vecinos se reúnen para compartir comida y la típica bebida local, la cuerva, generando un ambiente de alegría y camaradería. Además, es una de las festividades más arraigadas en la provincia de Almería y un símbolo de convivencia, tradición y esfuerzo comunitario.
El mayor espectáculo visual de la fiesta es una alfombra de un kilómetro y medio de serrín tintado. Recientemente, la festividad ha sido declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
Estas fiestas destacan por sus elementos de turismo etnográfico, poniendo de relieve el valioso patrimonio cultural de la región. La celebración consiste en vestir las calles por donde discurre la Virgen con una impresionante alfombra con formas geométricas, dibujos o mensajes. Los elaborados adornos, la participación activa de la comunidad y la singular procesión hacen de esta fiesta una experiencia única, atrayendo a ella a visitantes de toda España.
El olor a serrín, a hierba cortada y pólvora inunda todas las calles que conforman el recorrido, convirtiéndose en una manifestación de interés artístico y religioso. Desde días antes, los vecinos se encargan de repartir las tareas, preparar los materiales, tintar el serrín, elaborar flores y adornos de papel, farolillos, encargar las tracas, ruedas y cohetes y, ya el mismo día de la fiesta –ayer– desde primera hora de la mañana sonó la música y las conversaciones de los vecinos anunciando el día grande.
La fiesta comienza gracias a la iniciativa del coadjutor Enrique Silva Ramírez y adquiere desde ese momento gran devoción y veneración popular a la talla mariana.
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