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Los padres de Alejandro muestran una de las denuncias.

El infierno del pequeño Alejandro

El menor de 12 años sufre acoso desde hace cuatro años y se ha intentado suicidar

Fran Gavilán

Lunes, 17 de octubre 2016, 23:16

Alejandro ya conoce el sabor amargo de la vida con tan sólo 12 años. Este preadolescente, vecino de la localidad almeriense de Olula del Río, lleva desde el pasado 21 de septiembre sin acudir al instituto Rosa Navarro del municipio, centro donde cursa primero de la ESO.

Permanece acostado en su cuarto, «sin ganas de nada, a base de ansiolíticos y antidepresivos», explica a IDEAL su madre, Inmaculada. Su hijo «ya no puede más». Alejandro lleva sufriendo acoso escolar desde que tenía ocho años a manos de un grupo de adolescentes de entre 12 y 14 años.

La última agresión se produjo tan sólo dos días después de acceder al instituto, al que nunca quiso ir al tener miedo de encontrarse nuevamente con sus verdugos. Alejandro fue empujado en el gimnasio por algunos de sus acosadores. Al día siguiente el acoso fue a más al terminar las clases. Uno de ellos «le cogió del cuello y le estrelló contra la pizarra», atiende Inmaculada. Una brutal agresión que le causó lesiones en la espalda y en el cuello.

Su madre recuerda emocionada cuando su marido y ella encontraron entre los cajones del cuarto de Alejandro varias notas donde se despedía de ellos. «Mi hijo ahora está sedado porque se quería suicidar», relata angustiada la Inmaculada tras denunciar que desde Educación «no se ha hecho nada» para salvaguardar la integridad de su hijo.

«Él accedió a ir al centro porque tanto su tutor como el director del centro y nosotros le dijimos que no pasaría nada», lamentó la madre, quien comenzó a «pelear» meses antes al observar que su hijo tendría que acceder al único instituto que hay en la localidad y que sus acosadores, la mayoría uno año mayores que él, estudian allí.

«Desde el centro nos dijeron que iban a activar el protocolo por acoso escolar y que iban a vigilar de manera constante para que Alejandro no sufriera ningún tipo de agresión».

Pero «nada más lejos de la realidad», explica la madre. De hecho, Alejandro contó a sus padres que en su clase se encontraban tres de los maltratadores, a pesar de las promesas que habían realizado los responsables del centro.

Fue más tarde cuando, a través de los Servicios Sociales, los padres descubrieron que el protocolo por acoso no se llegó a activar «hasta el día 26» de septiembre, si bien la última agresión tuvo lugar cuatro días antes. «El instituto y Educación se han lavado las manos, porque las medidas aplicadas han sido insuficientes», añade Inmaculada.

Dos denuncias

Los padres del joven Alejandro han presentado ya dos denuncias ante la Guardia Civil y han acudido al Defensor del Menor Andaluz. Un periplo judicial que resume el auténtico infierno que vive el preadolescente desde hace cuatro años.

Fue a los ocho años, en tercero de Primaria y en el colegio Inés Relaño de Olula del Río, cuando Alejandro, a quien le diagnosticaron en esa época una discapacidad psicomotriz de al menos el 33%, recibió por primera vez un acoso en forma de insultos. «Empezaron por robarle el material escolar y después llegaron las patadas y los puñetazos por parte de este grupo de niños».

Un hecho que obligó a los padres a cambiarle de colegio. «En este centro todo fue genial, Alejandro se adaptó perfectamente a la dinámica y a sus compañeros», recuerda Inmaculada.

Pero la paz sólo duró un año. El pasado mes de febrero, un curso antes de que entrara en el instituto, Alejandro se topó nuevamente con sus agresores cuando iba andando por la calle. «Le pidieron dinero y Alejandro les dijo que no llevaba nada encima. La respuesta de ellos fue pegarle una paliza en plena calle», lamenta su madre.

Inmaculada señala que fue «a partir de ahí cuando mi hijo comenzó a llorar casi todos los días. De hecho, se abrazó a su tutor y le pidió que le suspendiera el curso. Quería repetir con tal de no encontrarse nuevamente con sus acosadores en un aula».

Los padres de Alejandro ya han anunciado a través de su abogado, Juan Padilla, que van a emprender acciones legales contra el centro escolar, al tiempo que van a solicitar una orden de alejamiento contra el único de los agresores que ya ha cumplido 14 años y que por lo tanto es imputable judicialmente por estos hechos.

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