«Las Misiones Pedagógicas en el Almanzora«
Artículo de Francisco Javier Fernández Espinosa
Domingo, 24 de mayo 2020, 00:19
Andamos estos días preguntando aquello de ¿quién me ha robado el mes de abril? Cada uno tendremos nuestros sospechosos habituales (delincuentes de medio pelo) o la confirmación de un culpable contra el que proyectar la rabia contenida, la incomprensión y también la ignorancia de lo que ha ocurrido. Lejos de desgañitarme en foros absurdos de arreglamundos y catedráticos de la excelencia abyecta, por donde algunos campan a sus anchas sintiéndose importantes por los likes de quienes hicieron de su criterio una veleta, yo retomé unos apuntes sobre Ramón Gaya y su paso por algunos pueblos de nuestro valle.
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En los primeros días de la Segunda República, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes crea el Patronato de Misiones Pedagógicas, mediante el decreto de 29 de mayo de 1931. Con la firme determinación de «devolver al pueblo lo que es suyo» confeccionaron una programación cultural que tuvo en Manuel Bartolomé Cossio a su máximo ideólogo. Cossio promulgaba un modelo de escuela abierta, no sólo ceñida al aula, en la que el maestro resulta ser el faro entre la cultura y la justicia social. Los maestros mejor preparados habrían de ser destinados a las zonas más desfavorecidas, en una apuesta sin precedentes a favor del modelo de educación pública.
Para vencer las desigualdades y carencias culturales de las zonas rurales frente a la ciudad, las Misiones Pedagógicas se nutrieron de una holgada nómina de intelectuales y artistas, quienes pusieron al servicio del bien común sus inestimables aportaciones. La tarea de avalar la composición de las delegaciones correspondía a Antonio Machado, Pedro Salinas, Rodolfo Llopis y el propio Cossio. Con el cine, la pintura y la literatura como elementos argumentales, las Misiones buscaban destinos donde aplicar su estrategia. Fue el cineasta granadino José Val del Omar, por entonces en continuo contacto con los miembros de la Residencia de Estudiantes de Madrid (Buñuel, Lorca, Dalí..), quien provocó la llegada de una expedición a la provincia de Almería, con especial interés en hacer llegar el cine sonoro a las gentes de los pueblos.
En Almería se llevaron a cabo tres Misiones, entre 1933 y 1935. La correspondiente a la zona del Almanzora se denominó «Misión Museo del Pueblo», desarrollada entre el 11 de febrero y el 6 de abril de 1934 en Vélez Rubio, Huércal-Overa, Albox, Purchena, Vera, Cuevas de Almanzora, Garrucha y Níjar, capitaneadas, entre otros, por María Zambrano, Luis Cernuda y Ramón Gaya. Este Museo Circulante, fue el proyecto más personal Cossio. Se componía de reproducciones realizadas por Gaya a tamaño casi original de obras de Berruguete, Sánchez Coello, Ribera, Zurbarán, El Greco, Murillo, Velázquez y Goya. De esta misión encontramos testimonios en la «Memoria de Misiones Pedagógicas» publicada en 1935, de la que transcribimos algunos pasajes: […] – Huércal-Overa (del 18 al 23 de febrero) donde se dio la circunstancia de que el número de asistentes fue de mayor a menor (…) y nos fuimos de Huércal-Overa con la impresión firme de haber dejado una huella auténtica y honda». -«Albox fue un pueblo más gris, aunque hubo un grupo de estudiantes de bachillerato que nos siguieron a nuestras charlas con una adhesión simpatiquísima, sobre todo en los últimos días, cuando fueron notando en nosotros camaradería y nunca empaque. Se dio el caso de una muchacha de diecinueve años que fue reconstruyendo nuestras explicaciones íntegramente y con una comprensión grande de todo aquello que había en nuestras charlas de más personal». La exposición se realizó entre el 25 de febrero y el 2 de marzo. -«Purchena es ya un pueblo completamente andaluz, escondido y cobijado entre montes (…) En este pueblo no se retrajo nadie; asistieron campesinos, pequeños rentistas y el reducido número de estudiantes que encontramos. Fue necesario dar un lenguaje sencillo a nuestras explicaciones, y hasta enfocar todo desde otro punto; por ejemplo, derivar la atención hacia lo más anecdótico y vivo al referirse a la historia que encierran los cuadros, en vez de preocuparnos del ambiente, del carácter de una época, como casi siempre hacemos». La exposición se realizó entre el 4 y el 9 de marzo. - En Cuevas de Almanzora fue quizá muy brillante, pero de poco interés para los fines misioneros. Contra lo que suele suceder, aquí abundaron las señoras, profesores de Instituto, maestros y estudiantes de bachillerato. ¿Por qué no tuvimos un público más popular?
En cada uno de los pueblos y aldeas visitadas, el Patronato dejó reproducciones fotográficas enmarcadas que iban destinadas a las diferentes escuelas. A los niños y adultos se les regalaba fotografías sueltas más pequeñas. En total, en la provincia de Almería se repartieron 112 obras con marco (26 x 35 cm.) y 2016 fotografía sueltas (13 x 18 cm.). Al marcharse, la costumbre era dejar en el lugar el gramófono y la colección de discos que los misioneros habían traído, así como una Biblioteca de cien libros, entre los cuales había textos para niños y adultos y obras de referencia […]
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Las Misiones dejaron honda huella tanto en los habitantes de nuestros pueblos como en los propios artistas, sobre todo en el pintor murciano Ramón Gaya, quien fue sorprendido por el amor a su paso por Cuevas del Almanzora, donde en la casa de Torcuato Soler (actual Ayuntamiento) se encontraba el Instituto de Segunda Enseñanza. Entre el grupo de profesores que asisten a las actividades de la Misión en Cuevas, se encuentra Fe Sanz, amiga de María Zambrano que en un breve período de tiempo acabaría convirtiéndose en la esposa del pintor. Gaya también descubre en Almería que «en torno a una fuente en una plaza solitaria, en el color de una pared desconchada, en el contraste entre una flor y una piedra, o en el cielo, en las nubes, hay algo misterioso y bello que está allí, como dormido, esperando ser visto, descubierto, por alguien». Al galerista Miquel Servera, apasionado por la vida y obra de Gaya, también le sucedió el mismo vuelco de corazón, 75 años después, adquiriendo el palacete Villa Anita para entregarlo al arte. Pero el amor no siempre es correspondido.
La Guerra Civil sesgó de raíz la vida de las Misiones, de manera certera y fulminante, sin que posteriormente podamos encontrar en la historia de España un plan filantrópico similar, por y para el pueblo.
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