El centro de salud de Tíjola vive el invierno sin calefacción y a menos de diez grados

Con esta temperatura es impensable quitarse el abrigo mientras esperan a ser atendidos y, si hay que despojarse de la ropa para que el personal médico compruebe el estado de salud, el frío les puede calar hasta los huesos resultando una opción más desagradable aún si cabe a la hora de ser atendido por el personal médico.

Los facultativos de la instalación llevan, contando este año, tres inviernos pidiendo un sistema óptimo de calefacción para evitar estos episodios de frío y bajas temperaturas. «Es muy incómodo, tanto para los enfermeros como para los pacientes», comentan a IDEAL diferentes profesionales médicos que viven en primera persona esta situación.

La calefacción central, con radiadores, se rompió hace dos inviernos y, pensar en vivir una tercera estación fría, ha vuelto «insostenible» la estancia en el centro de salud. «Nos dijeron que iban a hacer un estudio para poner la calefacción mediante aire acondicionado, pero no sé cuánto tiempo más tenemos que esperar», expuso una sanitaria a este medio. Ahora, sus compañeros están tratando de ingeniárselas con equipamiento ajeno al «obsoleto» que se encuentra en la instalación.

Cabe recordar que el personal sanitario del consultorio médico de Tíjola atiende, ahora en condiciones desfavorecedoras, a 3.500 vecinos, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), volumen para el que deben estar adecuadas las instalaciones médicas ante los episodios de frío.

«Estamos a menos de diez grados de temperatura, se han hecho escritos y se han manifestado las quejas, pero nadie arregla nada, estamos en una situación pésima en el centro de salud», asegura una de las perjudicadas por las bajas temperaturas de la comarca.

Entre otras situaciones, la sanitaria subraya que hay «aparatos de aire»en la sala de enfermería, de médico y en la sala de estar de los facultativos. Sin embargo, los dormitorios no tienen. «Estos aparatos no funcionan muy bien porque son muy viejos, no calientan y, a veces, se desconectan», asegura. En el centro de salud de Tíjola afean que «los pacientes no dicen nada por prudencia, pero cuando hay que ponerle en vena algo o quitarle la camiseta, sienten el frío».