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Dos años de batalla para que su hijo en silla de ruedas pueda acceder a casa

Un matrimonio de Albox mantiene un continuo intercambio de instancias con el Ayuntamiento para que su hijo, con una parálisis cerebral, no tenga problemas de acceso a su hogar

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ALBOX

Jueves, 3 de diciembre 2020, 11:55

Un matrimonio de Albox mantiene desde hace dos años un continuo intercambio de instancias con el Ayuntamiento para hacer posible que su hijo de 12 años, con una parálisis cerebral por la que debe ir en silla de ruedas, pueda acceder sin problemas a su hogar.

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Luisa Granero y Jacinto Pérez residen a escasos metros del Consistorio y hasta dicho año en la Plaza Mayor de Albox y contaban con dos plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida de las que hacer uso cuando era preciso. Sin embargo, hace dos años supieron de la remodelación de la plaza que se encontraba justo en la puerta de su vivienda.

Fue entonces cuando, explica Luisa a Efe, presentaron una primera instancia al Gobierno local para que les comunicasen qué iba a ocurrir con dichas plazas y dónde se iban a ubicar. «Se nos dijo que no se iban a crear más, que no iban a poner ninguna. Nos remitieron a otras dos que había en la zona, una sin las dimensiones adecuadas», apunta.

Finalmente, con el apoyo de la Policía Local, se pintó de nuevo este último aparcamiento. «No se encontraba en un sitio muy correcto porque estaba al lado de un contenedor y había días en los que prácticamente no se podía acceder con el coche, pero al menos estaba cerca. Nos conformamos con eso», explica la progenitora.

La sorpresa se produjo «a los poquitos días» de declararse el confinamiento por la covid-19, cuando llamó a su puerta la Policía Local y les comunicó que tenían que quitar el coche de una de las plazas alternativas, más retirada de su domicilio. «Con España cerrada, en poco tiempo, hicieron unas obras y se eliminó la plaza de la que hacíamos uso normalmente», relata la mujer.

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A partir de ese momento, tanto ella como su marido han remitido sucesivos escritos al Consistorio para solicitar una reunión. «Hablando se entiende todo el mundo», dice Luisa, quien señala que en la Plaza Mayor «hay muchos servicios públicos, dos farmacias, el Ayuntamiento, la iglesia…», por lo que las plazas eliminadas en este punto y la que ellos utilizaban «son necesarias, no sólo para los residentes».

Este verano llegó «un nuevo palo» cuando en su calle, ahora peatonalizada, fueron instalados varios maceteros de gran tamaño que impedían el acceso a los automóviles. «En nuestro caso necesitamos muchas veces el coche en la puerta. En una madrugada o en una situación que tenemos que llevar a mi hijo al médico, lo necesitamos cerca o en la puerta», insiste la madre.

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Solicitaron la apertura de la vía para estos fines pero en un último escrito el Gobierno local les ha dicho que «no, que no se abre la calle y que de las tres plazas -las dos de la Plaza Mayor y la que utilizaban tras la eliminación de éstas-, se pondrá una, no se sabe dónde».

«Nos falta el diálogo», subraya Luisa, quien apostilla que, tal y cómo está la calle ahora, tampoco es posible el acceso para ambulancias u otros vehículos de servicios de emergencia. «En el último escrito nos dicen que podemos hacer uso de la calle trasera. Nosotros acondicionamos toda la casa en la parte delantera , adaptando un baño, una habitación, todo lo que él va a usar, a pie llano».

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Además, recalca, dicha calle es una vía sin salida en la que «aparcar es difícil porque está llena de coches» -en el momento de realizar la entrevista un vehículo tapaba la puerta de acceso-, y muchos dejan los coches con los cuatro intermitentes para realizar gestiones».

Incide en que la casa se acondicionó para entrar por la entrada principal, por lo que tras bajar una rampa por la puerta trasera existe una escalera «estrecha» en la que no es posible bajar la silla de ruedas.

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Su hijo usa desde hace un año una silla eléctrica pero precisa en todo momento de una persona a su lado para cualquier traslado. «Hace muchos años un usuario de silla de ruedas hacía muchos menos desplazamientos. Hoy mi hijo tiene una vida normal, va a su colegio, está perfectamente integrado, hace sus terapias, otras en casa… Tiene que entrar y salir muchas veces», lamenta.

Sin olvidar que cada medio año tiene que ser intervenido. «Para que la toxina tenga más efecto, lo escayolan de una semana a diez días. Él sigue con su vida normal y tiene que ir al cole escayolado de las dos piernas. Si ya pesa, con la escayola pesa más. Este verano llegamos de Madrid y nos encontramos con esta situación, con una exposición y situación hasta violenta, innecesaria«.

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Aunque Luisa y Jacinto han mantenido este intercambio de solicitudes en silencio, recientemente la progenitora realizó una publicación en Facebook en la que mostraba unas fotografías de su hijo bajo la lluvia en la que expresaba parte de los problemas a los que han hecho frente durante estos dos años.

Una publicación compartida cientos de veces que «ha tenido muchísima repercusión» y tras la que han recibido «mucho apoyo» a través de esta red social y de llamadas de teléfono. «Tenemos muchísimo apoyo y nos animan a seguir. Al final (…) es sencillísimo resolver este problema con voluntad», afirma, insistiendo en que aún apelan al «diálogo e intentar llegar a un acuerdo».

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