Marcos Ana, el preso con más permanencia en las cárceles franquistas gana el Premio Villa de Oria

 

En un acto celebrado en el Ayuntamiento orialeño el poeta Ana fue presentado por la concejal de Cultura, Luisa Martos, en tanto que el alcalde, Marcos Reche, le brindó el discurso de bienvenida. Por su parte, Marcos Ana pidió que este galardón se colectivice para dedicarlo a los "héroes anónimos que han luchado para que este país sea hoy libre y democrático".

Ana elogió la edición de un poemario por parte del Ayuntamiento orialeño felicitó a los vecinos por residir en un lugar de tanta belleza como Oria. El autor de "Decidme cómo es un árbol" habló de su pasado por las cárceles del régimen franquista, y aseguró que su respeto a todas las ideas le hace sentirse más satisfecho con los reconocimientos o las distinciones que provienen de personas o colectivos de ideas diferentes.

Se definió a sí mismo como "un comunista de nuestro tiempo que respeta ideas y creencias diferentes, que no es nada rencoroso porque el rencor es un sentimiento muy bajo que no entra en mi forma de ser". Ana aseguró que "es una persona afortunada por poder estar vivo y tener la posibilidad de luchar por la justicia y la libertad, al tiempo que le deseo a Oria salud y prosperidad. El galardonado ha concluido su intervención recitando su poema "Sueño de libertad".

La emoción dibuja el perfil humano de este hombre con más de noventa años cuando se refiere a este galardón., mientras ha firmado ejemplares del poemario editado con motivo del premio. En anteriores ediciones este galardón ha sido otorgado a autores de la talla de Antonio Carvajal, Julio Alfredo Egea, y Alonso Badosa, entre otros. Fernando Macarro, verdadero nombre de Marcos Ana, recibirá el premio de manos del actual alcalde del municipio, Marcos Reche, en un acto institucional que se celebrará a mediodía de hoy en el Ayuntamiento orialeño.

Fernando Macarro Castillo, seudónimo con el que rinde homenaje a sus progenitores, o lo que es lo mismo, Marcos Ana, vive en la actualidad entregado a transmitir la necesidad de devolver a los que lucharon por la libertad el respeto y el reconocimiento que merecen por su lucha y su sacrificio.

Su entrega de hoy es la promesa que hizo a sus compañeros reclusos, entre ellos Miguel Hernández, muchos de los cuales no podrán compartir ya esa tarea. Una labor intensa en la que no hay lugar para el rencor ni tampoco para el arrepentimiento, porque el revolucionario de vivos ojos que pronto cumplirá los noventa y dos años ha vivido la vida noble y dura de un luchador.